miércoles, 2 de octubre de 2013

La historia del telégrafo
El primer telégrafo fue inventado por Claude Chappe en 1794. Era un sistema visual; utilizaba una bandera basada en el alfabeto y dependía de una línea de visión para la comunicación. Posteriormente, este telégrafo fue sustituido por el telégrafo eléctrico. En 1809 un nuevo telégrafo fue inventado en Baviera por Samuel Soemmering. Soemmering utilizó 35 cables con electrodos de oro en agua. La comunicación terminaba a una distancia de 2.000 pies, y era detectada por la cantidad de gas generado por la electrólisis. En 1828, Harrison Dyar inventó el primer telégrafo de los EEUU, que enviaba chispas eléctricas a través de una cinta de papel tratado químicamente para grabar puntos y guiones. Pero las bases para la evolución a gran escala de las comunicaciones electrónicas quedaron sentadas en 1825, con la creación del 'electroimán' por William Sturgeon. Sturgeon muestra el poder del electroimán mediante el levantamiento de 9 libras (unos 4 kg.) con un trozo de hierro de sólo 7 onzas (unos 200 gr.) envuelto en cables, por los que circulaba la corriente de una batería. Sin embargo, el verdadero poder del electroimán es su papel en la creación de innumerables inventos en el futuro. En 1830, un americano, Joseph Henry, demostró el potencial del electroimán de Sturgeon para las comunicaciones a larga distancia, enviando una comunicación electrónica a través de una milla de cable que activaba un electroimán, el cual hacía sonar una campana. Sin embargo, fue Samuel Morse quien desarrolló con éxito el electroimán y mejoró el invento de Joseph Henry. Morse hizo bocetos de un "imán magnetizado" basado en el trabajo de Henry. Inventó un sistema de telégrafo que fue puesto en práctica y obtuvo el éxito comercial. Mientras trabajaba como profesor de arte y diseño en la Universidad de Nueva York, Samuel Morse demostró que las señales podían ser transmitidas por cable. Utilizó pulsos de corriente para desviar un electroimán, el cual movía un marcador para producir códigos escritos en una tira de papel -el código Morse-. Al año siguiente, el dispositivo fue modificado para incorporar puntos y guiones. Hizo una demostración pública en 1838, pero no fue hasta cinco años después que el Congreso le financió 30.000 dólares para construir una línea telegráfica experimental de Washington a Baltimore, a una distancia de 40 millas. Seis años más tarde, los miembros del Congreso fueron testigos del envío y recepción de mensajes a través de parte de la línea telegráfica. Morse y sus colaboradores obtuvieron fondos privados para ampliar su línea a Filadelfia y Nueva York, y se empezó a utilizar el telégrafo en pequeñas empresas. En 1861, Western Union construyó su primera línea telegráfica transcontinental a lo largo de las vías del ferrocarril. En 1881, el sistema postal telegráfico llegó a las zonas rurales por razones económicas, y se fusionó con Western Union en 1943. El código Morse original se imprimía en una cinta. Sin embargo, en EEUU se desarrolló la operación en clave de oído. Un operador capacitado podía transmitir entre 40 y 50 palabras por minuto. La transmisión automática, que se introdujo en 1914, manejaba más del doble de esa cifra.

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